Responso por Irene Montero


Llegaste a un ministerio vacío de contenido pero con los bolsillos llenos de ideales. Nadie daba un euro por ti. Pensaron: ésta viene a ocupar la plaza y llevarse el sueldo al chalet. Pero todos se equivocaron. Muchos podrán proclamar a los cuatro vientos tu ignorancia inexcusable, pero pocos podrán acusarte de haberte limitado a calentar un asiento. A tu hiperactividad ideológica debemos la palabra «cuerpa», la transexualidad tabular, los orgasmos a cargo del contribuyente, la inmolación de la RAE, el coito para todos los públicos, el izquierdismo de urbanización pija y la ley de la segunda oportunidad para violadores y pederastas. Concebiste una perfecta ineptocracia donde cobijaste a los despojos del capitalismo. Diste un sentido a sus vidas, más allá de su improductivo activismo. Alégrate. César también fue acuchillado por sus seguidores en su escaño del Senado y sus obras completas todavía se venden en Amazon. Las tuyas también serán recordadas por mucho que tus compañeros te quieran enterrar en el cementerio de los activos tóxicos de la izquierda, donde ya reposa, corpore incorrupto, el mismísimo Felipe González. Ignoro en qué arrabal ideológico terminarás tus días, pero confieso que siento debilidad por los soñadores y ternura por los incomprendidos. Dentro de veinte años de muy pocos ministros me acordaré; desde luego de una sola ministre, con una amplia sonrisa.


Posted

in

,

by

Comments

Deja un comentario