Hace años que Rockwell Blake no canta en público. Oí, creo que un foro de internet, que el cantante norteamericano ofrecía clases magistrales en Europa y Estados Unidos, pero que decidió apartarse de los escenarios. La imagen bonachona y cercana de Blake le ha permitido ganarse el cariño del público. Éste lo llama «Rockie».
No soy crítico musical por lo que no seré yo quien descubra la voz portentosa de Blake y enumere sus defectos, que seguro que los tendrá, como todo el mundo. Uno de ellos, dicen que es el timbre: a algunos les resulta un tanto estridente. Nadie cuestiona, en cambio, sus dotes prodigiosas y su técnica sobrehumana que le permiten mantener notas más de veinte segundos y manejarse en tesituras de tenor rossiniano y de contratenor, atreviéndose con los 4 Dos de pecho seguidos de «pour mon âme, la fille du regiment» de Donizetti, con un interminable «fiato» final en el aria «d’ogni più sacro impegno» de Rossini y con andróginos falsetes en «oh tranquille sommeil» de Lully, que nos hacen dudar de que la misma voz pueda encajar en piezas tan distintas.
Blake, que fue en sus tiempos marinero de la US Navy, no elude el enfrentamietno cuerpo a cuerpo y se arroja sin red con las arias más difíciles que otros evitan o, simplemente, descafeinan para no mostrar su limitaciones humanas. Algunos dicen que en los últimos conciertos que ofreció, su voz parecía un poco cascadita como esos altavoces que han sido víctimas de un amplificador con demasiada potencia. La edad arrastra también las mejores voces. No sé si lo veremos en un escenario pronto o nunca pero siempre nos quedará París, que en estos tiempos, equivale a «you tube».
Audiciones:
En una gala «Tucker» de 1992, el cantante interpreta, de la ópera cómica de Rossini «L’occasione fa il ladro» (La ocasión hace al ladrón), el aria «D’ogni più sacro impegno». Fíjense, hacia el minuto 3:30, sin apenas respirar, cómo acomete el final del aria, terminando con un insultante fiato «in crescendo» luego de haberlo disminuido hasta hacerlo casi imperceptible.
En teatro, nótese como al final de este mismo aria, Blake detiene la nota final, la modula mientras recorre el escenario, y culmina la nota con un emocionante estirón de pecho.
En el aria de «oh tranquille sommeil» en registro de contratenor. ¿Es humanamente posible manejarse tan bien en notas naturales de pecho y en falsetes como los de esta pieza?:
Y ya para relajarse con tanto prodigio vocal, uno más a ritmo de barcaza veneciana: La barcarola de Rossini «La Gita in Gondola»
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