El coprotagonista del acontecimiento histórico planetario, Barack Obama, tiró de la orejas al «líder» español, Jose Luis Rodriguez Zapatero, el otro fulgurante cometa interestelar que deambula desorbitado por la vía lactea. Después de que fuera abofeteado la semana pasada por los malvados especuladores, por la prensa internacional, que llegó a decir que España debería aprender de los países del Este (The Economist), y por Angela Merkel, el presidente Obama se ha apresurado a recordar a Zapatero que una cosa es que conduzca a su país a la ruina (que al fin y al cabo es problema de ZP y de los españoles que le han votado) y otra que es que su irresponsabilidad frene el despegue de los países que se han enfrentado a la crisis con entereza y a riesgo de masacres electorales.
A rempujones y gorrazos, Zapatero, todavía con fuelle gracias a una oposición inoperante, expuso ayer en el Congreso sus medidas económicas para vencer a la crisis y sacarnos de esa segunda división de las naciones industrializadas en la que nos ha metido. Con tres años de retraso Zapatero propone diversos recortes que no llegan a 10.000 de los 100.000 euros previstos. Esos mínimos recortes son el chocolate del loro que no convencen a los sindicatos. No sin razón, las centrales sindicales se quejan de que Zapataro ha incumplido sus compromisos. Esos temerarios y cobardes acuerdos garantizaban ciertos derechos que han sido vapuleados por la crisis económica, la misma que ya existía cuando se celebraron. Tan irresponsables fueron los sindicatos como Zapatero, pero aquéllos cumplían con su función social que era exprimir a un presidente que era incapaz de decir «no» y dar golpes en la mesa.
Con los recortes anunciados Zapatero consigue tres de los efectos que siempre pretendió evitar: 1) Quedar como un mindundi pues finalmente tendrá que hacer lo que le habían reclamado los agentes económicos internacionales desde hacía tres años (el capitalismo salvaje). 2) Empezar a adoptar medidas cuando los países de nuestro entorno, que ya habían ajustado sus cuentas al comienzo de la crisis, han comenzado a crecer y crear empleo, lo que situará a España, durante varios decenios, a la rémora de esos Estados. 3) Enfrentarse finalmente con los sindicatos, en un escenario generalizado de depresión y pesimismo propio de la España de Pío Baroja.
Tengo la duda de si hay algún acuerdo bajo la mesa, pues es raro que sindicatos tan irresponsables no hayan convocado huelgas. Espero que el clima de tolerancia no se quiebre cuando comiencen a aplicarse los verdaderos recortes, los que afectan a subsidios, prestaciones sociales y becas. Eso será otro tema.
Replica a Obama culmina el Zapatericidio internacional; ahora llega el turno de los sindicatos. Cancelar la respuesta