Nunca soporté el victimismo andaluz: ese que decía que Andalucía había sido expoliada por los conquistadores castellanos, despojada de sus raíces norteafricanas y orientales y que había sido sistemáticamente saqueada en favor de otras regiones españolas.
Siempre pensé que ese mirarse continuamente el ombligo, casi siempre recurriendo a falacias históricas, impedía avanzar. Gracias a esa idea, yo andaluz congruente, sí tengo derecho a quejarme de las palabras de Durán y Mas y de ese restaurado victimismo catalán que pretende situar a Cataluña entre las grandes perjudicadas por España.
En fin, bienvenidos al club de las autonomías victimistas.
Impenitentes 
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