Frecuentemente se suscita en nuestro país el debate sobre la procedencia de que las niñas musulmanas puedan llevar velo en horario escolar. Además de la valoración estrictamente jurídica, y el conflicto que ocasiona el ejercicio de varios derechos enfrentados, que ya traté en una anterior entrada, el debate sirve de pretexto para mostrarnos un difícil problema de integración.
El rechazo al Islam y a sus símbolos es cada vez más evidente en Occidente. Hace años, se trataba de una parcela reservada a grupos y partidos extremistas. Hoy, salvo desde sectores progres, en los que se abraza indistintamente el agnosticismo y la tolerancia a los principios islámicos (tal vez por ser religión practicada, mayoritariamente, por pobres, otra explicación razonable no cabe) se observa con preocupación el asentamiento de simbología islámica en Estados que, al mismo tiempo, retiran los crucifijos de los centros de enseñanza.
Es curioso que la manida cuestión del velo vaya a terminar estrellándose en el Tribunal Constitucional, teniendo en cuenta que los solicitantes de amparo provienen de países donde se conculcan los derechos fundamentales y, especialmente, el de profesar una religión distinta a la oficial. En muchos de esos países, se obstaculiza la creación y mantenimiento de lugares de culto por grupos no islámicos y se impiden sus manifestaciones religiosas en público. Resultaría paradójico que el Tribunal Constitucional se pronunciara a favor de que las niñas musulmanas usaran el velo, que realmente sería como pronunciarse a favor de los padres de las niñas, mediante el ejercicio por éstos de derechos ignorados en sus Estados de procedencia.
La idea existencialista de la cruzada, o lo que es lo mismo «o ellos o nosotros», va anidando en intelectuales, escritores y artistas de diversos ámbitos. La nueva cruzada ya no está promovida por el Papa, sino más sutilmente por esos sectores ilustrados, espoleados sabiamente por Bin Laden, y por otros completamente indoctos pero poderosos: recuérdense las irresponsables palabras de Georges Bush, que usó la palabra «cruzada» para referirse a la respuesta estadounidense a los ataques del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas. Jonathan Phillips dice (1):
He deftly turned Bush’s words against him: ‘So the world today is split into two parts, as Bush said: either you are with us, or you are with terrorism. Either you are with the Crusade or you are with Islam. Bush’s image today is of him being in the front of the line, yelling and carrying his big cross.’

El asesinato del director de cine Theo van Gogh, en noviembre de 2004, a manos de un islamista holandés de origen marroquí, generó una tormenta de opiniones contrarias al Islam. El asesinato y la manera ritual en que se produjo provocó una enorme conmoción en los Países Bajos. El asesino, Mohammed Bouyeri, de 26 años, disparó a Van Gogh, derribándolo de la bicicleta. Bouyeri, que portaba una chilaba larga, lo remató a quemarropa en el suelo con veinte tiros más, lo apuñaló varias veces y finalmente lo degolló. La ira contra el cineasta se desató a consecuencia de la emisión de un cortometraje en la televisión holandesa en agosto de 2004. A partir de un guión de Ayaan Hirsi Ali, produjo y realizó el cortometraje Submission («Sumisión»), que aborda el tema de la violencia contra las mujeres en las sociedades islámicas. La película muestra a cuatro mujeres maltratadas y semidesnudas cuyos cuerpos han sido caligrafiados con textos denigrantes para la mujer, sacados del Corán.

Una de las voces más estridentes contra la expansión islámica en Europa es la de la escritora italiana Oriana Fallaci, que hubo de exiliarse al escribir una diatriba denominada «La Furia y el Orgullo», tras los atentados del 11 de septiembre, en la que llamó a los musulmanes «viles criaturas que orinaban en baptisterios» y seres que «se multiplicaban como ratas». Fallaci considera que Europa ha dejado de ser Europa para convertirse en una provincia del Islam, como lo fueron España y Portugal en tiempo de los Moros, que alberga casi 16 millones de inmigrantes musulmanes y rebosa de mulás, imanes, mezquitas, burcas y chadores (2)
El propio Presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, se ha mostrado abiertamente en contra de la contaminación islamista y, personalmente, en contra de la adhesión de Turquía a la Unión Europea por motivos culturales. No deja de ser simbólico que el Primer Presidente del Consejo Europeo, cuyo cargo se crea en el Tratado de Lisboa, se posicione enfrente de las aspiraciones turcas.
Huyendo de posiciones extremas, sería irresponsable hacer oídos sordos a todo este ruido que suena a nuestro alrededor, que es la postura que hasta ahora han adoptado, por miedo más que por convicción, los Estados occidentales. La cruzada filosófica que ya ha se ha desatado ha de desembocar en una plasmación jurídica, cosa que ha ocurrido hace pocos días en Bélgica donde el Parlamento ha prohibido, por unanimidad, el uso del velo musulmán en lugares públicos. Esa unanimidad es otro signo de que la paciencia se está agotando. Conviene que otros políticos occidentales sigan el ejemplo belga sin demora antes de que las palabras de Fallaci se conviertan en proféticas.
Citas:
(1) The Call of the Crusades: An Idea Promoted by Pope Urban II at the End of the 11th Century Continues to Resonate in Modern Politics. Jonathan Phillips Traces the 800-Year History of ‘Crusade’ and Its Power as a Concept That Shows No Sign of Diminishing. Contributors: Jonathan Phillips – author. Magazine Title: History Today. Volume: 59. Issue: 11. Publication Date: November 2009. Page Number: 10+. COPYRIGHT 2009 History Today Ltd.; COPYRIGHT 2009 Gale, Cengage Learning.
(2) Van Gogh, European Purity and the «muslim Problem». Contributors: Naeem Mohaiemen – author. Magazine Title: Tikkun. Volume: 20. Issue: 2. Publication Date: March/April 2005. Page Number: 10+. © 2005 Institute of Labor and Mental Health. Provided by ProQuest LLC. All Rights Reserved.
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