Nunca he sido partidario de las superproducciones audiovisuales. Siempre abogué por la imaginación y originalidad en detrimento de la sofisticación y exhorbitantes presupuestos. Pese a todo compré una entrada para la película Avatar, tal vez seducido por las gafas que te entregaban para visionar la película en tres dimensiones. Mi única experiencia con la tridimensionalidad fue en la televisión patria de los años 80 con resultados catástróficos, dolores de cabeza e imágenes de contornos multicolores.
La primera sorpresa fue más bien fisiológica. Las gafas funcionaban, no sentía náuseas y las imágenes se desplegaban laminadas como champiñones; las naves espaciales flotaban plácida y forzadamente para mostrarnos el despliegue de tecnología, tanto la cinematográfica como la de una historia que tiene lugar en el año 2154, en un planeta suficientemente lejano llamado Pandora que alberga riquezas naturales vírgenes y un codiciado mineral, unobtainium, que despierta la avaricia de las malvadas multinacionales terrestres. Este mineral es la prueba de cómo la cultura peliculera se propaga como una epidemia entre superproducciones contemporáneas. De unobtainium, por ejemplo, estaba construido el casco de la nave espacial Enterprise de la serie Star Trek.
Pese a los costosísimos efectos especiales, el planteamiento de la historia no puede ser más simple. Un planeta habitado por grupos de humanoides tribales -los na’vi- que viven en armonía con el medio ambiente, del que sólo extraen lo suficiente para la superviviencia; una multinacional (o multiplanetaria) sin escrúpulos que pretende conseguir el mineral a cualquier precio para lo cual ha contratado a una empresa de seguridad formada por ex-militares mercenarios, a cuya cabeza se encuentra un hipertrófico ex-coronel del cuerpo de Marines, llamado Quaritch; y, finalmente, un departamento científico creado por la empresa minera, con objeto de entablar contacto con los nativos, ganarse su confianza para así expoliarlos más comodamente, utilizando una novedosa tecnología que consiste en la utilización de avatares, individuos na’vi desarrollados mediante ingeniería genética que son controlados por humanos desde un puesto de control. Estos humanos, dirigidos por la Dra. Grace Augustine (Sigourney Weaver) serán los buenos de la película, de los que pronto sobresaldrá, por su iniciativa y don de gentes, el ex-marine parapléjico Jake Sully, que, con su avatar, logra introducirse en una tribu na’vi, en la que alcanza puestos directivos.
Así las cosas, la tensión dramática entre el bien y el mal se desenvuelve nítidamente, como si los guionistas de la película hubieran extraído las ideas de los libros de texto de la asignatura Educación para la Ciudadanía de ZP. Los empresarios son muy malos, y sólo pretenten obtener el máximo beneficio aunque tengan que sacrificar vidas humanoides. El ejército es, según se mire, bueno o malo. Probablemente Quaritch, el despiadado coronel, habría estado combatiendo en el Irak del siglo XXII, bajo las órdenes de un descendiente de Georges Bush; en cambio, el protagonista, Jake Sully, habría tomado parte en Misiones de Paz de escaso presupuesto, lo que explica que continúe parapléjico pese a que la tecnología de entonces permitía la rehabilitación total. La película es una muestra de que Obama no pudo instaurar un sistema de seguridad social universal en EE.UU., pues el infeliz Sully continúa instalado en una silla de ruedas.
Debo aplaudir la reminiscente interpretación de Sigourney Weaver que remeda exactamente su papel de Diane Fossey en Gorilas en la Niebla (Gorillas in the Mist – 1988). En ambas películas Weaver interpreta a una naturalista antisistema, que pretende entablar contacto con otros seres, y que acaba sus días de forma traumática antes de que lo hiciera el tabaco. La tecnología 3D no permite apreciar la marca de cigarrillos que emperdinadamente fuma la doctora de ambas cintas, pero ¡qué se apuestan a que es la misma!
Consuela pensar que en el año 2154 se siga fumando, los helicopteros se propulsen con hélices y la gente vista a la usanza actual; incluso los rifles siguen disparando balas y no rayos láser. A lo mejor no somos tan mayores y probablemente, los que desaparezcamos antes de la llegada del próximo siglo, no nos perdamos grandes acontencimientos tecnológicos.
Por si a alguien le interesa mi opinión:
Probablemente la película no merecerá los parabienes de Bibiana Aído ni de su Ministerio de Igualdad. La historia contada subordina la mujer al hombre, en cuanto que éste (o su equivalente humanoide) acapara los puestos de responsabilidad en la sociedad tribal, hasta el punto de que los guerreros eligen una mujer, que habría de desempeñar funciones reproductoras. La protagonista, Neytiri, que es una eficiente cazadora, es una excepción que confirma la regla, si bien dicha excepción pudiera constituir un rasgo de nepotismo al ser hija del jefe del clan y de la sacerdotisa de Eywa, una deidad local. Unas y otras prácticas deben ser estudiadas cuidadosamente por el Ministerio de Aído. Sus cerebros pensantes han de ponerse a trabajar urgentemente a fin de justificar sus sueldos y la propia existencia de un Ministerio, que en tiempos de recesión económica, parece una afrenta a la moral y a las buenas costumbres. Quizá dentro de poco a alguno de ellos se les ocurra imponer un canon a las distribuidoras cinematográficas que trafiquen con género contrario a la igualdad y al buenismo zapateril, pero eso debe ser objeto de otra discusión.
Baste decir que la película rellena muy bien las casi tres horas de duración y pronto uno se olvida de que lleva unas gafas 3D delante de los ojos e incluso que la película es tridimiensional. Es un espectáculo fantástico que entretiene y consigue aislarte del mundo. No pretendan otra cosa y habrán invertido sabiamente su dinero.
Ficha técnica:
TÍTULO ORIGINAL Avatar
AÑO 2009
DURACIÓN 161 min.
PAÍS [Estados Unidos]
DIRECTOR James Cameron
GUIÓN James Cameron
MÚSICA James Horner
FOTOGRAFÍA Mauro Fiore
REPARTO Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Michelle Rodriguez, Giovanni Ribisi, Joel Moore, Wes Studi, CCH Pounder, Laz Alonso
PRODUCTORA 20th Century Fox / Lightstorm Entertainment / Giant Studios Inc.
WEB OFICIAL http://www2.avatarmovie.com/
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