
La feroz crisis económica que sacude a todo el mundo, afortunadamente, ha pasado desapercibida en nuestro país. Ahora que estamos en época de exaltación religiosa y de películas peplum, se me viene a la memoria el Éxodo bíblico y las diez plagas de Egipto. La décima consistía en la muerte de todos los primogénitos; plaga que pudieron burlar los hebreos identificando sus casas con la sangre de un cordero de un año de edad. La muerte pasó sin traspasar el umbral de las moradas judías pero asoló el país de los faraones.
Son discutibles los conocimientos de macroeconomía de Zapatero, pero no puede negársele cierto talento-talante para el Ocultismo. El presidente del gobierno ocultó la existencia de una crisis financiera generalizada y desgarradora durante meses, cuyo indicios eran evidentes mucho tiempo antes de su reelección. Un año después de su victoria electoral, justifica la remodelación del gabinete para anticipar la «recuperación económica». Ya está viendo la luz al final del túnel, antes incluso de que la crisis hiciera acto de presencia en el suelo patrio
Todo indica pues que esa crisis, de la que tanto se habla, no hará mella en España. El Sumo Sacerdote ha tomado las medidas necesarias para que siga disminuyendo el paro, continúe la investigación tecnológica y la selección española de fútbol permanezca imbatida. Por si esto no bastara, ha degollado a varios ministros de un año de edad, para que la guadaña del crack económico y la depresión no entre en los hogares españoles. En el Petateuco del Buen Gobierno Socialista no hay lugar para el Libro de los Números (rojos), del Génesis (de la depresión y el desempleo), o del Éxodo (de las inversiones). ¡Bravo!
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